Alba era una niña normal y corriente como todas las demás. Todo cambió desde el día que hizo la comunión.
Sus padres sufrieron un trágico accidente ese mismo día. Mientras iban hacia la iglesia, para ver a su preciosa hija vestida de comunión, un camión los arrolló y ambos murieron en el acto.
Desde ese día Alba iba todos los años en las fechas de las comuniones vestida de comunión al cementerio para depositar unas flores blancas y para que sus padres la viesen vestida con ese precioso vestido blanco.
Un año la gente del pueblo se extrañó de que no aparecía y fueron a buscarla al oscuro cementerio con la sorpresa de que la pobre niña estaba muerta sobre el la tumba de sus padres.
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